Transición entre el estilo de vivienda autóctona y la casa noble con aire de pazo. Fue construida a finales del siglo XIX por un emigrante a Cuba.

Los balcones del frente están resueltos en forja ricamente decorada, mientras que los laterales utilizan  balaústres de cemento, elementos decorativos que se harán muy populares a comienzos del siglo XX.

En sus cuatro fachadas sobresale, en el centro, su respectiva galería  abuhardillada a modo de torre. Por debajo de la imponente cornisa se dispone un friso decorativo pintado al fresco con motivos vegetales.

Como es muy habitual en las viviendas indianas, la finca cuenta con un cierre de forja con fuertes pilares de piedra. Estas verjas fueron uno de los recursos decorativos más frecuentemente usados dada su vistosidad como ornamento